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· Los bautistas y su música (39)

 © 2024 Josep Marc Laporta

Apuntes musicales de 1960 a 1965

Tras los cincuenta, los años sesenta empezaron con la misma vitalidad que caracterizó la anterior década, aunque sería un tiempo en que las iglesias se centraron más en aspectos organizativos, estructurales, de mayordomía y libertad religiosa, experimentando un cierto freno en el crecimiento numérico de las congregaciones. Sin embargo, a pesar de los devenires, la música continuó siendo un poderoso vínculo de comunión y alabanza a Dios. Con la intención de dejar constancia de diversos aspectos sociológicos y espirituales, enumeraré algunas de las noticias y eventos más significativos.

‘La poesía en los himnos’ fue un artículo publicado en El Mensajero Bautista por el pastor Antonio Almudévar en 1960. En su afán de proveer de material pedagógico para las iglesias, el pastor catalán escribió un versado compendio sobre poesía cristiana: «Debemos empezar diciendo que cuando decimos ‘poesías en los himnos’, no queremos significar que nuestros cantos religiosos están escritos en verso, sino con sentimiento espiritual de nuestra alma que por ellos eleva a Dios la voz de su fervor en alabanza y gratitud en ansias de perfeccionamiento, es decir, de ideal en nuestra vida, buscando esta paz de la prosa de lo terrenal tan alejada de Dios siempre». Tras un repaso a diferentes sucesos históricos donde la música cristiana fue muy importante en el desarrollo espiritual del pueblo de Dios, Almudévar apuntaba: «Alguien ha dicho que ‘una iglesia con fervor en la adoración (el canto lo es de un modo expresivo) es una fuerza; y una iglesia fría sin fervor en la adoración, en vez de ser una fuerza es una farsa». Y proseguía: «No puede ser más lógico; de ahí la necesidad de que los niños en su sencillez posean aún su himnario con himnos al nivel de su mente, como los jóvenes precisan del suyo con cantos llenos de juventud y entusiasmo, y los ancianos un himnario con cantos de fe, de esperanza y de paz».

En otro número de El Mensajero Bautista del mismo año, la organista de la Iglesia de València, Pérsida Simón Corberà (1933-), escribía sobre los ‘Cantos de David’, resaltando que «centenares de generaciones han encontrado consuelo, valentía y alegría en la bellísima poesía de David». Repasó varios salmos: el del Pastor (Salmo 23), uno de gozo (Salmo 30), un salmo de dominio de la lengua (Salmo 39) y otro de alabanza (Salmo 84). En el relato, Pérsida Simón armonizó cada texto bíblico con un himno, de manera que sucesivamente ‘Jehová es mi pastor’ (HIEE-323), ‘¿Cómo podré estar triste?’ (HIEE-320), ‘Que mis labios al hablar’ (HIEE-148, 3ª estrofa) y ‘¿Ves la iglesia que ufana levanta?, congeniaban con la especificidad temática de cada salmo.

Por su parte, la revista femenina Nuestra Labor rezumaba en programas sobre la música en la Biblia y en la Iglesia, destinados tanto a los Rayitos de Sol como al lector en general. En un apartado denominado ‘Nuestras Organizaciones’ del mes de octubre de 1960, aludía a una fiesta en casa de los Mefford, en València, con motivo de celebrar el cumpleaños de una de las hijas, Silvia, pasando «una magnífica velada, cantando himnos, oyendo discos y piezas musicales interpretadas al piano por nuestra presidenta, poesías, chistes, cuentos, etc.». La siguiente fotografía recoge un instante aquel entrañable encuentro.

Tras el inesperado fallecimiento de Pere Puig Inglada (1899-1959), su hijo, Pere Puig Ballonga (1929-2016), tomó la dirección del coro de la Primera Iglesia Bautista de Sabadell, conduciéndolo a nuevos horizontes y transformándolo en la Coral Al·leluia, un nombre y ministerio que permanece hasta nuestros días. A colación de la figura de Puig Ballonga, en 1960 hubo un intento de reforzar la relación y cooperación entre las iglesias cercanas a la ciudad de Barcelona, por lo que se formalizó la constitución de una coral intereclesial que se pondría a disposición y servicio de las iglesias catalanas. La noticia publicada, referida a esta actividad, informaba: «Recientemente se ha organizado la 'Coral Bautista' habiéndose invitado a colaborar a los miembros de las tres iglesias bautistas de la ciudad y los de la Iglesia de Badalona con aptitudes musicales. Provisionalmente, y mientras se formaliza la organización, han aceptado la presidencia el pastor Samuel Rodrigo y la secretaría el pastor Luis Hombre, de las iglesias de Bonanova y Barceloneta. La parte técnica ha sido encomendada al Sr. Pere Puig, ayudado por la Srta. María L. Cantos y el Sr. Moisés Alonso. Ya han participado en ensayos, y es de esperar que en un futuro no lejano será un instrumento para la causa de Dios y extensión del Evangelio». No obstante, a pesar del interés de los organizadores, la Coral Bautista no encontró el eco necesario entre los coristas para prosperar.

A principios de la década de los sesenta, el misionero Roy Blanton Wyatt (1926-2010) sirvió como pastor interino de la Iglesia Bautista de El Redemptor, en Sabadell, cuando Joaquín Pastor Cabrera (1916-1977) había renunciado a su cargo para trasladarse a Dénia. En sus memorias, Wyatt aseguró que «la Iglesia tenia una buena coral y había personas muy preparadas para ofrecer el testimonio evangélico mediante solos, dúos y música instrumental. La música siempre fue una bendición a los asistentes a los cultos. Nos maravillaba la capacidad de los músicos y de tan excelentes rendimientos que cada domingo teníamos». Por otra parte, la marcha de Joaquín Pastor a Dénia significó un estimulo para la pequeña congregación alicantina. Tres años más tarde, el coro de la iglesia se reorganizó eficazmente con la dirección de Vicente Pastor Mut (1945-).

En los inicios de los años sesenta también apareció la recopilación definitiva de ‘Himnos para Niños’, que paulatinamente se había ido insertando en la revista Nuestra Labor a modo de fascículos a lo largo de los años cincuenta. Al precio de 20 pesetas, el pequeño himnario fue la gran aportación femenina a la himnología infantil, que tuvo como impulsores las distintas directivas de la UFME y, especialmente, el matrimonio Mefford, Joe y Lila, y Nela Dean Mitchell (1922-2011), quienes recopilaron la mayoría de las canciones e hicieron algunas traducciones o adaptaciones.

Nela Dean Mitchell, esposa de Charles W. Whitten (1922-2018) escribió para la revista Nuestra Labor ‘Las canciones espirituales de los negros’, exponiendo la historia de la esclavitud y el nacimiento de una música que impactaría no sólo su época sino las venideras. El artículo incluía estos párrafos: «Las canciones espirituales de los esclavos fueron basadas casi siempre sobre caracteres e historias de la Biblia. La manera de contar estas historias demuestra mucha imaginación y una fe casi infantil, pero muy grande. Muchos de los negros pensaron en sí mismos como hijos de Israel modernos, esperando la venida de Moisés para conducirlos a la tierra prometida. Sus canciones conmovían y eran la sincera expresión de sus corazones y sus anhelos espirituales». En otro apartado proseguía con estas palabras: «Creo que las canciones espirituales de los negros pueden enseñarnos muchas cosas. Vemos en ellas la importancia de la fe en momentos de prueba y dificultad. Su tono menor y su sincera expresión de fe en Dios a pesar del sufrimiento, nos conmueve el corazón. Nos llena de nuevo con la convicción del valor de cada ser humano delante de Dios, no importa su raza, color o posición social». Nela concluyó con el siguiente párrafo: «Los años van pasando y gracias a Dios los negros van consiguiendo más justicia social, aunque hay cosas que desear todavía. A través de los años hemos sido beneficiados por la fe y el optimismo de las canciones espirituales de los negros. No somos del mismo color (que realmente es cosa secundaria) y puede ser que no expresemos nuestras esperanzas para la vida futura haciendo uso de la figura de una carroza de ángeles que desciende de Cielo, pero después de todo es la misma fe en Jesús, el único Salvador y Consolador».

La promoción de la música y la alabanza a Dios fue muy habitual en las revistas bautistas de la época. Tanto Nuestra Labor como El Mensajero Bautista incorporaron distintos artículos alusivos, como uno de 1961 dirigido especialmente a los Rayitos de Sol, titulado ‘Música en la Biblia’, escrito por Mª Rosa Samaniego y Elisabet Olmos. Con argumentos basados en los Salmos, el artículo concluía con una invitación a hacer música y a prepararse para ser buenos músicos en el futuro: «¡Amad la música!, queridos Rayitos, como la amaron aquellos hombres de la Biblia, y si queréis aprended ya ahora a tocar algún instrumento musical. Quizá cuando seréis mayores, seréis grandes músicos y compositores que crearán hermosas melodías para la alabanza de Dios y salvación de los pecadores. Entonces cuando os pregunten: ¿Cuándo empezó Ud. a estudiar música? Podréis responder: ‘En una clase de Música en la Biblia que tuve cuando era niño en la banda de Rayitos de Sol’».

Otros eventos regionales o nacionales también transpiraron música y alabanza. Del 7 al 9 de junio de 1961 se celebró la XIII Convención Bautista en la Iglesia Nueva Salem, en Badalona, en la que los asistentes cantaron himnos en catalán y algunos intervinieron en esta lengua con normalidad. En las Conferencias Regionales de la UFMB que se celebraron en Madrid los días 12 y 13 de octubre, los asistentes terminaron la jornada «cantando el himno 415, todos cogidos de la mano», un gesto de comunión que empezaba a ser muy habitual en algunos eventos bautistas. Precisamente en aquel mismo año en la Iglesia de Badalona se instauraron los viernes como día de ensayo de himnos, con la finalidad de que la congregación aprendiera nuevos cantos para que en los cultos dominicales se pudieran entonar sin dudas ni incertidumbres. El 8 de diciembre de 1961, Figueres inauguró un nuevo templo en la calle del Mestre Falla, 8, interviniendo «una parte muy importante de la Coral de la Iglesia de Badalona, cedida para el acto. El culto estuvo a cargo del misionero Sr. Wyatt y los estudiantes [del Seminario] cantaron un bello himno a voces».

Un hecho destacable sucedió a finales de agosto de 1962. En el templo bautista de la Bonanova se celebró el ‘Congreso Bautista de los Países Latinos’, con la participación de la «organista doña Isabel Puig de Planes. Solistas lo fueron la Sra. De Mauricio (Portugal) que cantó varios himnos. La Sra. Blanco de Juan y Pascual Haro, que participaron en el culto del jueves por la noche, y la Sra. Antonia Samper, que fue solista del coro unido, y la señorita Carmen Pallejá». También participaron «los coros de la Iglesia de Bonanova, que cantó dos himnos durante el culto del viernes. El sábado, la participación musical fue extraordinaria (posiblemente demasiado larga dado el carácter del servicio). El Coro de Badalona entonó con mucha pulcritud el ‘Padre Nuestro’. El de la Iglesia Ebenecer de Tarrassa, el ‘Salmo 117’ y ‘Las trompetas hoy nos llaman’. El Coro unido de Sabadell (Redentor y Primera) ‘Alabad al Señor’ y el ‘Aleluya’ de Haendel. El Coro unido formado por los coros mencionados cantó ‘Dios de poder’ y ‘Salmo 23’, dirigido por don José Mefford, y ‘Salmo 100’ dirigido por don Pedro Puig».

Sin embargo, el culto del último día fue excesivamente denso musicalmente hablando, por lo que el pastor Isidro Amat Llopis (1905-1984), en funciones de corresponsal, escribía lamentándose que «en el culto del sábado nos pareció muy larga la actuación de estos coros; seguro que con una obra a interpretar por cada coro aisladamente hubiera sido suficiente, aparte de la actuación del coro unido. Además, y aun admitiendo lo reducido de la sala de cultos (¿por qué para los cultos no se buscó otro templo?) ¿por qué tuvieron que actuar los coros en el presbiterio, con absoluto desprecio y atropello de las personas que formaban la presidencia del culto? Y en cuando a la música, nos pareció que todo en general fue bastante precipitado. Y, además, puesto que esto cabe en el reportaje, aprovechamos la ocasión para sugerir que se depure lo máximo en la elección de las obras a interpretar. Se presentaron obras de bastante baja calidad musical, tipo orfeonístico. Lástima que no nos demos cuenta del arsenal de música sacra que tenemos y del que podemos sacar joyas unas tras otras casi sin agotarlo. Con todo, buena impresión, mucho entusiasmo que todos aplaudimos, y todos tan contentos. Lo lastimoso es que el Dr. Soren ya no tuviese tiempo, después de la parte musical, para su sermón y cortase para terminar más pronto». La siguiente fotografía recoge la intervención de coro bajo la dirección de José Mefford.

Las críticas a la música hechas por Isidro Amat contrastan con el notable contenido musical de la visita del Coro de la Primera Iglesia Bautista de Sabadell a la Iglesia de la Barceloneta el 10 de marzo del mismo año, con «un programa que comprendía diversos fragmentos de ‘El Mesías’ de Haendel, así como otras composiciones de autores diversos. Las obras enlazadas por breves comentarios siguieron diversos aspectos de la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su gloriosa resurrección». Asimismo, tanto en cultos especiales como en las bodas, el Aleluya de Haendel era interpretado por los coros de las distintas congregaciones. En Madrid, la Primera Iglesia Bautista celebró durante el año 1962 nueve enlaces matrimoniales, en los que «el Coro, colaborando según su costumbre en estos actos, entonó distintos himnos en casi todas las ceremonias, destacando de sus interpretaciones la del ‘Aleluya’ del Mesías de Haendel, por ser la más solicitada de estos cultos matrimoniales».

En el mismo año la revista El Eco recogía un anónimo con el título ‘Cosas que cantamos’, donde comparativamente se reflexionaba sobre la concordancia de lo cantado con lo practicado:

«’Dulce oración…’ y oramos contados minutos por día, sin concurrir a las reuniones de oración.
           ‘Firmes y adelante…’ y necesitamos que nos empujen para servir al Señor.
          ‘Sagrado es el amor…’ y nos ofendemos por cualquier cosa, poniendo mala cara a nuestros hermanos.
        ‘Lluvias de bendición grandes…’ y no vamos a la iglesia para recibirlas, especialmente cuando llueve.
          ‘Anhelo trabajar por el Señor’ y refunfuñamos por todo lo que tenemos que hacer.
      ‘Sembraré, sembraré mientras viva’, pero en todo el año no hablamos del evangelio a nuestras relaciones.
          En el lugar de alabar a Dios estamos ‘cantando mentiras’. ¿Puede obrar poderosamente el Espíritu Santo en las reuniones cuando nuestros labios cantan cosas que no son la verdad?»

Al cumplirse los diez años de la constitución de la Iglesia de Elda, en 1962 se dedicó una semana a unos programas extraordinarios a cargo de las distintas organizaciones. Toda la semana «actuó el coro de la iglesia con hermosos himnos preparados para esta efeméride evangélica local, llegando al clímax de sus interpretaciones con el ‘Padre Nuestro’, cuya ejecución fue muy emocionante». En la excursión unida del mes de junio del mismo año se reunieron las iglesias de Sabadell y Terrassa en Torrebonica, lugar donde después de diversas actividades lúdicas y deportivas, a las seis de la tarde «dio principio una parte espiritual muy hermosa. Primeramente, dirigió cánticos muy a propósito el hermano don Pedro Puig, director del Coro de la Primera Iglesia de Sabadell. También reagrupando a los componentes de los coros de las diferentes iglesias (que eran muchos) se entonó el Salmo 100».

En 1962 la revista Nuestra Labor reproducía el artículo ‘La Música en el Hogar’, de Marjorie Jacob Caudill (1908-2003). La pianista norteamericana fue junto a su esposo misionera en Cuba durante cuatro décadas y en su haber cuenta ser la autora y traductora de muchos himnos y, especialmente, de ‘Cantos para Coros de Niños‘, que fue un modelo a seguir en la edición en España de ‘Himnos para Niños’ que mencioné anteriormente. En su escrito Caudill animaba a que en los hogares no faltara instrumento musical, como el piano: «aunque no sea ejecutado con mucha destreza o perfección, la música que ejecutamos vale más que la que solamente oímos». Tampoco debería faltar en el hogar un himnario o varios, pues «cuando los niños aprenden a leer les da mucha satisfacción tener sus propios himnarios para llevar con ellos a la iglesia». También animaba a tener un tocadiscos, porque «mientras más se oye un disco bueno, más se aprecia y más se aprende». Otro aspecto que resaltaba era la radio, por la «importancia para bendecir el hogar musicalmente», asegurando que «una rumba o un cha-cha-cha no ayuda al desarrollo espiritual de nuestros hijos. Si no han oído música selecta desde que nacieron no tendremos que obligarlos a buscar los mejores programas en la radio». Su narración concluía con el siguiente párrafo: «Pablo dijo que debemos cantar y alabar al Señor en nuestros corazones, ‘hablando con salmos y con himnos y cantos espirituales’. Muchos problemas serán resueltos si entonamos la letra de algún dulce himno en vez de dar rienda suelta a nuestra ira. La música, ‘el arte del cielo’, ayudará a hacer de nuestros hogares un pedacito de cielo en la Tierra».

Por lo general, las participaciones musicales en los cultos tuvieron en el órgano el instrumento matriz de todos los cantos, aunque en las invitaciones a los campamentos juveniles se instaba a llevar los instrumentos, como en el primero que se organizó en el nuevo terreno adquirido por la UEBE en Dénia, del 4 al 13 de agosto de 1963: «¡No olvidéis los instrumentos musicales!». Sin embargo, tanto el órgano como los coros fueron parte importante de las liturgias bautistas. En el Culto de Acción de Gracias de la Primera Iglesia Bautista de la capital del estado celebrado en junio de 1963, «el Coro de la Iglesia Bautista Emmanuel de Madrid intervino en este acto solemne y hubo diversas participaciones». El 15 de diciembre de 1963 se inauguró el templo de la Iglesia Bautista de Cartagena, con asistencia de unas 350 personas y la participación del coro de la Iglesia de Alacant, dirigido por Magda Pedreño (1929-2014), formación que dos años más tarde, en 1965, realizaría una gira de evangelización por varias ciudades de Europa –Narbona, Chavanez, Lausana, Ginebra, Basilea, Mainheim, Wupertal, Bruselas y Lyon–, cantando en iglesias de habla hispana.

En la Noche Buena del mismo año, un grupo de disidentes de la Iglesia Ebenecer de Terrassa, integrado esencialmente por miembros del coro de origen y que asimismo formarían la coral de la futura iglesia, se reunieron en el templo de Martorell, fundando así la Iglesia Bautista de la Natividad de Terrassa, título alusivo porque aquella noche era la de Navidad. En el extremo sur del mapa, la crónica de la Comisión de Misiones de 1964 al referirse a Melilla informaba que «como no tienen pastor luchan como saben, y por cierto, con éxito; uno de los hermanos, José Ventura, preside los cultos donde oran al Señor, leen la Biblia y cantan himnos; a veces tienen un pequeño mensaje o testimonio, otras veces ponen discos con himnos, coros, mensajes, etc., transmitidos por un altavoz; los himnos que la congregación canta son acompañados con música de acordeón que toca el hermano Montoya, uno de los hermanos fundadores de aquella obra».

En el capítulo de visitas artísticas especiales, el Coro Bautista de Carolina del Norte vino a España en mayo de 1963, actuando en Barcelona, València y Madrid e interpretando dieciocho piezas corales de diversos autores como Bach, Gounod, Lyngham, Tschesnokoff o Lutkin. El Coro estadounidense era un grupo de músicos dedicados al ministerio de la música en las iglesias de la Convención de los Bautistas de Sur de los Estados Unidos, que visitaron el país con el propósito de estrechar lazos de amor cristiano con sus hermanos de la fe en Europa. En la gira la formación fue dirigida por Joseph O. Stroud (1902-1986), con el acompañamiento al piano de Max Smith (1915-1995) y actuando como soprano Louise Johnson (1923-2008).

En un artículo denominado ‘Programas para Señoritas’ de la revista Nuestra Labor, Hilda Dorado Pérez (1935-) exponía diferentes valores a tener en cuenta por la juventud cristiana, como la simpatía, el aspecto y arreglo personal, la conversación, la conducta, la lectura y música o las amistades. En el apartado de la lectura y música, Hilda Dorado apuntaba: «La música en sí, como tantas otras cosas, no es ni moral ni inmoral, no obstante, existe música para el espíritu y música para los sentidos. Por otro lado, la letra más o menos obscena de tantas cancioncillas, al ser usadas por nosotras son terrible motivo de mala influencia que perjudica a aquellos que puedan escucharnos».

La Primera Iglesia Bautista de Madrid celebró el día 1 de enero de 1964 «un concierto especial interpretado por el Coro de la Iglesia. En él fueron interpretadas muchas y escogidas obras religiosas de diversos músicos, sobresaliendo sobre todo las de Juan Sebastian Bach. También el joven Julio Castillo dio un extraordinario realce a las obras corales con su acompañamiento al piano. Tuvo varias interpretaciones, todas llenas de calidad extraordinaria dignas de la máxima ponderación».

El 26 de abril de 1964 se celebró en València la ordenación del pastor Diego Fernández del Río (1932-2005) con la presencia del Concilio de Ordenación formado por cinco pastores de la Unión. En la oración de ordenación por parte de Vicente Francés García (1895-1983) «mientras los pastores ordenados del Concilio imponían sus manos sobre el ordenado, el coro de la Iglesia interpretó varios himnos, siendo motivo de un elogio especial el estreno del ‘Aleluya’ de ‘El Mesía’ de Haendel, magistralmente dirigido por la profesora Concepción Barberá». En el reportaje de un culto de evangelismo celebrado en la misma ciudad el 23 de agosto de 1964 en el que se bautizaron quince personas, hubo un breve llamamiento pastoral del pastor Diego Fernández del Río a la conversión, «pero solemne e impregnado de un auténtico sabor evangélico. Mientras la congregación, permaneciendo sentada, cantaba a media voz el himno ‘Pecador, Jesús te llama’, el pastor invitó a las almas que quisieran aceptar a Cristo como Salvador a pasar al frente». La crónica de época dejó constancia que más de veinte personas hicieron pública confesión de su fe, dándose el caso de que «entre ellos estaba un exsacerdote católico romano, que hace pocas semanas está asistiendo a los servicios de la Iglesia».

En Vilafranca del Penedés, el coro de la iglesia quiso ser parte de la tradicional serenata de coros en la noche del sábado de resurrección de 1964 por las calles de la ciudad, con las típicas ‘caramelles’: «Los jóvenes del Coro de esta iglesia pensaron que sería bueno ir a cantar a las casas de los miembros de la iglesia en tan memorable fecha con himnos de resurrección». Al pedir permiso a las autoridades locales, les comunicaron que el plazo había terminado y que el programa ya estaba hecho, pero «pidieron que volviéramos dentro de dos horas y se nos daría una respuesta definitiva. Grande fue nuestra alegría cuando al volver nos comunicaron que debíamos hacer la solicitud por escrito y que las autoridades esperaban que fuéramos a saludarles como hacían los demás coros antes de ir por las calles de la Villa». Por la noche y después de la actuación de tres grupos, «subimos a la plataforma levantada exprofeso y cantamos tres himnos, entre ellos el ‘Salmo 100’». Las crónicas aseguran que hubo un respetuoso silencio y que dos jóvenes subieron a saludar al alcalde y concejales, felicitándolos e invitándolos para el próximo año, no sin antes recordarles que hicieran la solicitud a tiempo para incluirlos en el programa oficial. Tras la presentación pública, «después de cantar delante de las casas de los miembros de nuestra iglesia y en la de algún amigo, terminamos a las tres de la madrugada del domingo, cansados, afónicos…., pero muy contentos de haber podido dar testimonio del amor y poder de Dios mediante el canto». Un año más tarde se dio la curiosa circunstancia de que el Coro fue premiado, compitiendo con otros siete grupos corales, saliendo con los máximos honores y cantando también en varias casas, incluida la del anterior alcalde de la ciudad. Precisamente, este alcalde fue quien 22 años atrás fue el máximo responsable del encarcelamiento del pastor de la iglesia y de las multas a algunos miembros de la congregación por celebrar un servicio evangélico sin autorización gubernativa.

En la Iglesia de Xàtiva, el reparto de responsabilidades diaconales para el año 1964 incluyó Beneficencia, Evangelismo, Finanzas, Secretario, Superintendente, Corresponsal de El Eco, Presidente de la UBJ, Presidenta de la UF y tres cargos relacionados con el culto: Orden y solemnidad, ostentado por José Miralles Vila; Dirección del Coro por Antonio Duet Díaz; e Himnología por Antonio Carrasco Terol. Al año siguiente visitó Xàtiva Fernando Vangioni (1912-1995), en una campaña especial que se celebró entre los días cuatro y seis de junio. El evangelista argentino estuvo acompañado por «don Jorge Sánchez, tenor que maravilló a la asistencia con su potente voz e inspiración en la interpretación de los himnos y el conocido organista don Peter Van Woerden». El nuevo templo bautista «registró uno de los más grandes testimonios que recuerda la Iglesia de Játiva; más de quinientas personas escucharon los mensajes de salvación. La mano del Señor obró milagrosamente y 27 almas aceptaron seguir a Cristo». En la misma región, el día 8 de diciembre de 1965 se celebró en Sax la inauguración del local de cultos –misión de la Iglesia de Alacant, «un culto de acción de gracias al que se une una buena parte de la congregación de Alicante que se desplaza en dos autocares, así como el coro y un cuarteto de dicha iglesia». El Cuarteto Voces de Sión, también llamado en posterior etapa Cuarteto Sión, era una formación liderada por Manuel Iturralde Nadal (1952-) que desde los principios de los años sesenta y hasta principios de los noventa tuvo un ministerio musical en la iglesia local y fuera de ella.

En la siguiente grabación se puede escuchar una grabación de diez cantos espirituales con formación tardía del cuarteto del 1990, distinta a la fotografía. Como director y fundador del Cuarteto, Manuel Iturralde es el único miembro que estuvo en todas las etapas.

1965 es el año en que se realiza la primera edición de ‘Cants de Glòria’, el himnario evangélico en lengua catalana que recoge 22 himnos, compilados por Benjamí Planes Capuz (1926-2021) –miembro de la Primera Església Baptista de Sabadell–, con la colaboración de Àngel Cortès Dejuan (1924-2003), Ricard Giralt-Miracle (1911-1994), Pere Puig Ballonga (1929-2016), y Joan Vallès Bonet, (1915–1979). Preocupados por recuperar la dispersa himnología protestante en catalán trabajarán durante años en progresivas ediciones. Las siguientes serían: la de 1966 con 31 himnos, la de 1969 con 116, la de 1979 con 214 y la de 1982 con la inclusión de las partituras. Años más tarde Pere Vargas Morató (1932–2022)., exdirector de la Coral Jericó, haría la última recopilación con 271 himnos en el 2004.

Y como última referencia al primer quinquenio de los años sesenta, El Eco destacaba que Gabriel Amat Torregrosa (1942-), estudiante en el Seminario Teológico Bautista de Rüschilikon y pianista graduado, ganó una competición germano-suiza de música, patrocinada por las redes de radio de Suiza y Alemania. El programa de duración de una hora en las finales de Suiza, fue transmitido por Radio Beromünster de Zurich. La noticia destacaba que «el Sr. Amat interpretó ‘El Puerto’, de Isaac Albéniz, en la final suiza y ‘Triana’ del mismo compositor en la competición suizo-alemana, recibió la calificación máxima de todos los jueces ambas veces, lo cual es un éxito casi sin precedentes en tales competiciones». Hijo de Isidro Amat Llopis, director de El Eco y pastor de la Iglesia Bautista de Jerez en aquel momento, Gabriel Amat Torregrosa cursaba estudios de teología en el Seminario Teológico Bautista de Rüschilikon y había sido miembro de la Iglesia Bautista de Alacant durante años. Posteriormente tanto padre como hijo fueron ministros de la IERE (Iglesia Reformada Episcopal Episcopal).

Bibliografía y documentación


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